Nielsen establece para el cuerpo del texto la denominada regla de los 10 puntos (o valor equivalente) Se considera que por debajo de ese tamaño existirán serios problemas de legibilidad. En todo caso, tal como se muestra en la siguiente tabla, la edad del público objetivo recomienda usar las siguientes horquillas en el tamaño del cuerpo de letra:
Salvo que se utilice texto gráfico (y siempre con mesura) es recomendable utilizar fuentes de las que existan garantías que estarán disponibles en los equipos y navegadores de los usuarios. El listado de estas fuentes “seguras” no es muy largo. Ello no significa que no podamos utilizar otras, pero debemos al menos conocer que si un usuario no dispone de dicha fuente, el navegador la cambiará por una fuente alternativa lo más similar posible. No obstante, para salvar esta limitación, disponemos actualmente de algunas soluciones (vg. Typekit, Google Font Directory) que siguen la lógica de utilizar las fuentes como un servicio web, lo que permite que, desde cualquier página web, podamos “llamar” al servicio de fuentes para que muestre la información con el catálogo disponible de estas.
Aunque la calidad de las pantallas ha experimentado un extraordinario avance, aún sigue siendo recomendable, en pro de la legibilidad, utilizar para pantalla fuentes sans-serif (carecen de adornos decorativos).
Elementos tipográficos a tener en cuenta en la elección de fuentes para el diseño:
- Altura de las mayúsculas (letras de caja alta)
- Altura X (letras de caja baja, minúsculas salvo ascendentes y descendentes)
- Anillos (astas curvas y cerrada, por ejemplo en las letras “b”, “o” y “p”)
- Ascendentes (astas que sobresalen por encima de la “altura x”, como en las letras “b”, “d” o “k”
- Astas (rasgos principales y definitorios de las letras)
- Astas montantes (astas principales y oblicuas de una letra)
- Astas onduladas o espinas (astas curvas como en la letra “s”)
- Astas transversales (horizontales)
- Brazos (astas terminales que se proyectan horizontalmente o hacia arriba, como en la letra “K”)
- Colas (astas colgantes y oblicuas como en la letra “R”)
- Descendentes (astas de las letras de caja baja que se salen por debajo de la línea base, como en la letra “p”)
- Inclinación (ángulo que forma un tipo respecto a la línea base)
- Línea base (línea imaginaria sobre la que se apoyan todas las letras de un texto)
- Orejas (añadido curvo de algunas letras como la “g”)
- Rebaba (espacio entre un carácter y el borde de éste)
- Serifa, también llamado remate o gracia (trazo embellecedor al final de un asta, brazo o cola)
Es importante remarcar que la utilidad de las serifas en el diseño facilita la lectura, ya que estos elementos tipográficos crean en el ojo del lector la ilusión de una línea horizontal, que sirve de guía a la vista que se desplaza mientras lee. Sin embargo, un gran número de diseñadores profesionales y manuales aconsejan evitarlas porque pueden resultar borrosas o poco claras en la pantalla. Por lo tanto, debe tenerse en cuenta esta problemática en el diseño y elegir la solución más conveniente en cada caso.
Las letras que no tienen serifas, también llamadas “de palo seco”, son las que no llevan terminación alguna. Suelen considerarse poco adecuadas para textos largos, ya que la lectura puede resultar incómoda al existir una tendencia visual a la identificación de estos tipos de letras como una sucesión de trazos o palos verticales difíciles de distinguir en algunos casos.
Las letras con serifas, que también se denominan romanas, suelen usarse en formatos de diseño impreso como periódicos, revistas o libros (o publicaciones con textos extensos, en general). La principal utilidad de las letras sin serifas o palo seco son los titulares, rótulos, anuncios breves y publicaciones con textos cortos, en general.
En el diseño de proyectos en la red, que están pensados para visualizarse en la pantalla de un ordenador o dispositivo similar, las letras de palo seco han ganado la hegemonía. Muchos diseñadores las consideran un estándar para la creación de webs y otros formatos electrónico. El principal motivo es la baja resolución que tenían antiguamente los monitores y la consiguiente distorsión de las serifas, que dificulta la lectura del tipo. Actualmente las pantallas no dejan de mejorar su resolución, por lo que cada vez tiene menos sentido esta justificación.
Existen, no obstante, numerosas recomendaciones que pueden revisarse en la red, como estas de Artoblog.
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