Es una app convertida en fenómeno social entre los usuarios más jóvenes, principalmente en el ámbito anglosajón, aunque se ha hecho eco a nivel mundial.
A través de esta aplicación móvil (disponible para Android e IOS) es posible añadir contactos y enviarles fotografías, que se “autodestruyen” en cuestión de segundos. Se estima que el volumen de envío supera los 350 millones de imágenes al día.
A los nativos digitales les gusta lo visual, y esto es precisamente lo que ofrece la aplicación: imágenes, rapidez y el triunfo de lo efímero y lo imperfecto (distanciándose así de otras herramientas como Instagram), unido a la mayor privacidad que promete este entorno frente a otras plataformas como Facebook.
Sencillez y originalidad constituyen el mayor atractivo para el usuario de esta aplicación.
Sacar fotos o vídeos; editarlos con texto, filtros y otros efectos para, finalmente, enviarlos a una lista de contactos, es la base de su funcionamiento. La posibilidad de configurar distintos niveles de privacidad en la cuenta de Snapchat es otra de las utilidades de esta herramienta.
No obstante su mayor aliciente se encuentra en la rapidez que ofrece a la hora de compartir contenidos visuales así como en el carácter perecedero de los mismos (se borran del servidor de la aplicación sin dejar huella una vez que ha expirado el plazo de visionado establecido por el emisor.
A principios de este año se agregó una nueva función denominada Descubrir ( Discover) con la finalidad de que los usuarios puedan encontrar nuevos contenidos de naturaleza creativa o, artística al suscribirse a Historias de equipos editoriales( CNN, National Geopraphic…)
La app también permite enviar y recibir dinero e incluso hacer una compra en un a través de la asociación de una tarjeta de débito.
Aunque nació asociado a la idea de difundir fragmentos de la vida cotidiana, su uso ha proliferado entre los jóvenes para la difusión de prácticas más comprometidas como el sexting, e incluso ha sido criticado como herramienta propicia para hacer bullying.
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